Es una sensación ligera la que viene a mí cuando digo ángel. La calma refrescante se asienta de solo pedir que me abracen y envuelvan con sus cuerpos alados. Mi pensamiento se aquieta y regreso a la certeza de bienestar en mi vida.
A veces agito demasiado mi mundo como aceite en un vaso de agua. Me desespera ver la mezcolanza y esperar a que todo tome su lugar. Sé que todo está bien, sé que todo se restablece y sé que mi vida siempre será maravillosa. Es tan solo que tengo ganas de amar mis creaciones y como un niño juguetón trato de evitar que el día acabe.
Después de un día hermoso, después de un no, después de que mi mente que no quiere parar, después de hacer lo que sé, después de mi, recuerdo…
Bellos amigos, cuánto bien me hace rendirme ante mi mismo, sé que lo estoy haciendo muy bien. Cuánto bien me hace el reconocer mi valentía y coraje para recrearme, pero por el momento me rindo, y en esto próximos minutos simplemente quiero acurrucarme en este sofá, cerrar mis ojos, arrullarme con el sonido que hace el ventilador y pedirles que me abracen y envuelvan en sus alas de amor.
Despierto y sé que estuvieron aquí, sé que me hablaron, sé que soy amado, sé que todo está bien y sé que gozo de bienestar. Y sé todo esto, por que despierto con calma, por que he recuperado mi confianza y alegría, por que tengo ganas de salir, porque quiero comer cosas deliciosas y hablar de cosas increíbles, por que nuevamente tengo ganas de vivir mi vida.
Y ahora recuerdo que siempre tendré a mi lado seres de luz, seres de amor incondicional dispuestos a recordarme que todo está bien. Y así recordando vuelvo a experimentar la sensación de sabiduría que siempre está en mi. Que siempre está en mi.
Gracias amigos de amor, siempre recordaré que están cerca de mi, por si necesito que me recuerden que todo esté en mi y que yo ahora sé. Gracias Gobinda, gracias Uriel.
Con amor. Christian
Recomendación: “Francesco, Una vida entre el cielo y la tierra”. De Yohana García. Editorial Pax México.
A veces agito demasiado mi mundo como aceite en un vaso de agua. Me desespera ver la mezcolanza y esperar a que todo tome su lugar. Sé que todo está bien, sé que todo se restablece y sé que mi vida siempre será maravillosa. Es tan solo que tengo ganas de amar mis creaciones y como un niño juguetón trato de evitar que el día acabe.
Después de un día hermoso, después de un no, después de que mi mente que no quiere parar, después de hacer lo que sé, después de mi, recuerdo…
Bellos amigos, cuánto bien me hace rendirme ante mi mismo, sé que lo estoy haciendo muy bien. Cuánto bien me hace el reconocer mi valentía y coraje para recrearme, pero por el momento me rindo, y en esto próximos minutos simplemente quiero acurrucarme en este sofá, cerrar mis ojos, arrullarme con el sonido que hace el ventilador y pedirles que me abracen y envuelvan en sus alas de amor.
Despierto y sé que estuvieron aquí, sé que me hablaron, sé que soy amado, sé que todo está bien y sé que gozo de bienestar. Y sé todo esto, por que despierto con calma, por que he recuperado mi confianza y alegría, por que tengo ganas de salir, porque quiero comer cosas deliciosas y hablar de cosas increíbles, por que nuevamente tengo ganas de vivir mi vida.
Y ahora recuerdo que siempre tendré a mi lado seres de luz, seres de amor incondicional dispuestos a recordarme que todo está bien. Y así recordando vuelvo a experimentar la sensación de sabiduría que siempre está en mi. Que siempre está en mi.
Gracias amigos de amor, siempre recordaré que están cerca de mi, por si necesito que me recuerden que todo esté en mi y que yo ahora sé. Gracias Gobinda, gracias Uriel.
Con amor. Christian
Recomendación: “Francesco, Una vida entre el cielo y la tierra”. De Yohana García. Editorial Pax México.
